CONCLUSIONES - OBSERVATORIO ARGENTINO DE DROGAS - JUNIO 2017
- Al caracterizar cómo se presentan los consumos de alcohol y marihuana en los estudiantes se observó que la mitad de los adolescentes que consumió alcohol durante el último año lo hizo de un modo riesgoso, así como también la mitad de los que consumieron marihuana en el último año lo hizo con un nivel de riesgo bajo. El 14% de los estudiantes que consumió marihuana el último año lo hizo con un nivel de riesgo alto, representando un 1,5% de la población total. Al comparar con los usos riesgosos de alcohol, éstos representan el 25% de la población de estudiantes bajo estudio. Esto indica que si bien el consumo riesgoso de marihuana está presente en la población estudiantil, el consumo riesgoso de alcohol presenta cifras destacables que requieren de acciones concretas.
- Se buscó indagar cuáles son los espacios de ocio y entretenimiento que los jóvenes tienen en su vida cotidiana. La actividad que concentra el mayor interés de todos los grupos analizados, los consumidores y los no consumidores, es “mirar televisión”. Por este motivo puede funcionar como un canal privilegiado de comunicación de estrategias de prevención del consumo de alcohol y marihuana, que contemplen las modalidades de consumo descritas en este informe, por ejemplo el consumo episódico excesivo de alcohol como práctica habitual de los jóvenes. En otros estudios sería importante poder analizar cuáles son los factores asociados a esta actividad, tales como falta de incentivos, ausencia de espacios de socialización valorados por los estudiantes o cuestiones vinculadas a la vida en espacios urbanos. Asimismo, los amigos tienen un papel preponderante en el uso del tiempo libre en todos los grupos analizados. Cabe señalar, que en el caso de los adolescentes que consumieron marihuana en el último año el tiempo compartido con amigos cobra mayor relevancia que las otras actividades. En este sentido, fortalecer los grupos de pares es una acción de prevención necesaria dado que son los más cercanos y con quienes más comparten su tiempo.
- Los lugares de consumo que se mencionaron fueron principalmente espacios públicos. En el caso del consumo de alcohol esta práctica está fuertemente asociada a espacios de nocturnidad como boliches, bares, fiestas, etc. Mientras que los lugares de consumo de marihuana están relacionados principalmente con “la calle”.
- Si bien del total de estudiantes un porcentaje menor declaró trabajar, este dato se duplica en el grupo de los jóvenes que consumen marihuana de un modo riesgoso. Esto podría indicar un ingreso prematuro al mundo adulto, con prácticas de consumo propias de otra edad. A su vez, este grupo manifestó practicar deportes y jugar al fútbol lo cual cuestiona ciertos estereotipos asociados a los consumidores de marihuana que reflejan jóvenes desinteresados y sin actividades. A partir de estos datos se problematizan estos supuestos y se permite pensar los consumos en los jóvenes de un modo más complejo dejando de lado patrones de análisis homogeneizados.
- Con respecto a la red vincular, el principal soporte emocional que los adolescentes refieren son sus amigos. Al considerar el involucramiento parental, en todos los grupos analizados los estudiantes refirieron en mayor medida que sus padres saben dónde están cuando no están en su casa. Estos datos presentan valores menores sólo en el grupo de los consumidores riesgosos de marihuana. A su vez, en todos los grupos más de la mitad de los estudiantes manifestó que sus padres conocían a sus amigos cercanos, quedando como en el caso anterior los estudiantes con consumo riesgoso de marihuana con valores más bajos. Y si bien los jóvenes manifestaron mayor confianza en sus amigos, al pensar la reacción de sus padres respecto al conocimiento de su consumo de marihuana, la gran mayoría coincide en que sus padres hablarían con ellos por sobre el castigo o la despreocupación.
- Al analizar las percepciones de riesgo, sólo el 10% considera riesgoso el consumo episódico de alcohol. Se observa entonces una naturalización del consumo entre los estudiantes que viene siendo registrada en otros estudios. El consumo frecuente de alcohol sí registra percepciones de riesgo mayores, lo cual evidencia que los adolescentes asocian el riesgo en el consumo de alcohol cuando éste se presenta de un modo abusivo. Pese a esto, la mitad de los consumidores anuales de alcohol lo hicieron de forma abusiva, lo cual indicaría que esta percepción no estaría funcionando como barrera al mismo.
- La percepción de riesgo de marihuana presenta variaciones si se considera los grupos de consumidores (riesgosos o no) y los no consumidores, como también el total de estudiantes. Así, aquellos jóvenes que tienen experiencia de consumo presentan porcentajes de percepción de riesgo de “consumo esporádico de marihuana” bajos, que van descendiendo a medida que este consumo es más riesgoso. En el caso de los estudiantes que no consumieron, la percepción de riesgo tiene valores más altos. Es destacable que, en líneas generales, en todos los grupos de estudiantes la percepción de riesgo de consumo de marihuana no supera el 40%, mostrando una naturalización de este consumo, aunque en menor medida en comparación con el alcohol.
- En el caso de las razones de consumo, los datos presentan variaciones de acuerdo al grupo que se considere: los consumidores o no consumidores. En el caso del alcohol existe más consenso respecto a su uso como entretenimiento, lo cual refuerza la naturalización del consumo de esta sustancia en los jóvenes. Teniendo en cuenta el consumo de marihuana, los estudiantes que no consumieron piensan que aquellos que sí lo hacen tienen problemas personales que no pueden resolver de otro modo; por otra parte los que registran una experiencia de consumo declaran que las razones pueden estar vinculadas al placer. Estos datos demuestran ciertos estereotipos sobre las prácticas de consumo de marihuana, presentando figuras más “demonizadas” de los usuarios o sumamente suavizadas de estos.
- Por último, al considerar la accesibilidad a las sustancias, se observó que aquellos estudiantes que consumen alcohol y/o marihuana tienen un entorno cercano que también consume esas sustancias. Cuanto más riesgoso es el consumo, más clara es la asociación. De modo inverso, los estudiantes no consumidores de alcohol y/o marihuana declararon que su entorno tampoco consumía regularmente estas sustancias. Estos datos ilustran los núcleos de pertenencia de cada uno de estos grupos. Todos los estudiantes, en mayor o menor medida, manifestaron que les sería fácil conseguir marihuana. Al menos a un tercio de los estudiantes les ofrecieron marihuana alguna vez en la vida. Los estudiantes consumidores, con niveles de riesgo bajo y alto, mostraron datos más altos evidenciando una mayor accesibilidad por estar ya iniciados en el consumo. En este sentido, hay una cierta familiarización y naturalización del consumo de marihuana en gran parte de los estudiantes.
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