La postal es conocida. Viernes o sábado
a la noche y el momento previo a la salida transcurre en grupo y en cualquier
casa de familia. Tan conocida y naturalizada es la postal que, de un tiempo a
esta parte, la famosa “previa” pasó de ser el preámbulo del boliche a
convertirse en un programa en sí.
Y dentro de ese programa, aceptado por
muchos padres, el protagonista ya no es sólo el alcohol, factor estrella
de estas reuniones, sino también una modalidad de consumo que preocupa a los
especialistas y se cobra víctimas cada vez más jóvenes: el policonsumo.
La inquietud se vuelve alarma si se
tiene en cuenta la enorme cantidad de casos de intoxicaciones agudas por el uso
recreativo de drogas y alcohol.
Si bien los datos oficiales suelen
escasear en este tema, distintos estudios encarados en el último tiempo por
entidades académicas y organizaciones de la sociedad civil confirman el drama: los
chicos no sólo consumen más alcohol, sino que lo hacen mezclando drogas
ilícitas. ¿El principal combo? Los expertos no tienen duda: cerveza,
fernet y marihuana, aunque cada vez más se observan intoxicaciones que
esconden la ingesta de drogas sintéticas.
Durante
una mesa de trabajo preventiva comunitaria el propietario de un boliche me
contaba hasta qué punto cambió la situación: “Si bien siempre hubo gente que
tomó cocaína en los baños o intentó fumar un porro adentro del local, ahora lo
hacen como si estuviera todo bien. Cuando les mandás a los de seguridad para
que los saquen, se muestran sorprendidos. Te dicen: ¿Cómo?¿No se podía fumar
acá?”.
Según
un informe de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires casi
el 70% de los jóvenes de entre 12 y 17 años consume alcohol. Esta
problemática es un fenómeno mundial, pero las cifras locales son altamente
alarmantes; desde nuestro relevamiento detectamos que más del 70% de los
jóvenes admite consumir alcohol en niveles problemáticos y el inicio de
la edad de consumo es de 12 años.
El
estudio, realizado en base a una muestra de 500 menores de 17 años, solicitó
información acerca de la denominada “previa” que realizan los jóvenes
antes de salir a fiestas o boliches y dio cuenta de que el 70% de los
adolescentes consumió alcohol en el último mes, mientras que el 30%
restante no lo hizo.
Del
total de adolescentes que ingirieron alcohol, el 40% lo hizo durante los
fines de semana y 4 de cada 10 “mezclaron” diferentes bebidas.
Una
situación preocupante es el hecho de que la ingesta previa a las salidas
nocturnas se realizaba en los propios hogares o en hogares de amigos, y
esto debe de maximizar nuestro rol de padres e involucrarnos. Hay que tener
en cuenta que el 70% hace la previa en las casas propias y un 13% en las de
amigos.
Asimismo
si bien persisten las sustancias tradicionales, en los últimos años han surgido
nuevas sustancias psicoactivas, lo que conlleva un riesgo mayor vinculado al policonsumo.
Y
al hablar de policonsumo, no se puede pasar por alto la presencia cada
vez más fuerte de las drogas de diseño en todas sus variantes: Éxtasis,
Crystal, Eva, Molly, Glass, Equis, Adán, Rola, Pasti, Picapiedra, Keta, Pepa.
Tengan
el nombre que tengan, las drogas sintéticas parecen avanzar a pasos agigantados
en nuestro medio y hacer estragos en la salud de los chicos.
Así,
al menos, se desprende de los últimos informes oficiales realizados en suelo
bonaerense, según los cuales el consumo de Éxtasis -una de las
sustancias de diseño más populares entre los jóvenes- creció 1200% en apenas
una década.
El
dato, difundido por la Secretaría de Programación para la Prevención de la
Drogadicción y la lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), deja al descubierto
otra realidad escalofriante: con la escalada en el consumo y su puesta a
punto en las previas adolescentes, los casos de chicos hospitalizados con
aneurismas, arritmias, infartos e intoxicaciones también se hicieron frecuente
en las guardias de los hospitales bonaerenses.
Si
hasta hace unos años hablar de las “previas” era referirse a aquellas
materias que quedaban pendientes de un año a otro, hoy ningún alumno del
secundario confundiría tal expresión con algo que tenga que ver ni remotamente
con la escuela. Hasta ese punto parece haberse naturalizado entre los
adolescentes la costumbre de reunirse a tomar alcohol antes de salir a
disfrutar de la noche del fin semana.
Motivo
de alarma para muchos adultos, las “previas” son una práctica tan
instalada entre los adolescentes de esta época que en general ni siquiera las
cuestionan o se detienen a reflexionar sobre ellas. Las ven más bien como
una costumbre que existía antes de que ellos la adoptaran y que de algún modo “todo
el mundo” practica; si no con el consentimiento de los padres, al
menos con “la vista gorda” de algunos.
Para
algunos padres adultescentes, "las
previas" pueden ser una buena excusa para tener un control que de
otra manera sería imposible. "Es cierto que no podemos saber todo
-sostienen-, pero acompañar a los chicos en ese pasaje que representa la
adolescencia y sus primeras incursiones con el alcohol nos parece
fundamental".
Parte
de lo que dicen estos padres encuentra eco en las estadísticas, las cuales en
su mayoría echan luz sobre la escalada del consumo. El Observatorio
Argentino de Drogas, por caso, detectó que el número de menores que consumen
bebidas perjudiciales para su salud y su comportamiento, en la etapa de la adolescencia
(de 12 a 17 años), alcanzaba en 2010 al 21,4% de la población de esa
edad. En la encuesta realizada en 2017 aumentó al 34,7%.
Una
mamá me lo cuenta sin porcentajes y de manera cruda: “me tocó ir a
buscar a la más grande a un bar y lo que vi me horrorizó. Pibes súper
agresivos y chicas vomitando y sin saber siquiera dónde estaban, un
desastre. Qué se yo. Dentro de todo las previas que hacen en casa me parecen
mucho más sanas...”
El
rol adulto en las previas
Tolerancia
cero: muchos padres prohíben
lisa y llanamente el consumo de alcohol en los menores de edad.
Moderados:
otros prefieren que el
consumo se dé bajo la mirada de un adulto, para acompañar así a los hijos
en esa exploración. Aquí, hay distintas miradas sobre la edad de inicio de
consumo aceptada: 15, 16 o 17 años.
Ausentes:
en muchas juntadas,
el alcohol está presente sin ninguna vigilancia ni control por parte de
adultos. Aquí es donde aparece fuerte el policonsumo.
ES
UN BUEN EJERCICIO PREVENTIVO REPENSAR NUESTRO ROL COMO ADULTOS EN LAS "PREVIAS"
DE NUESTROS HIJOS...
¡HOY
PUEDE SER UN GRAN DIA PARA EMPEZAR!
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