Hoy el consumo problemático de sustancias se
presenta como un fenómeno complejo y cambiante, que funciona como un sistema
dinámico en constante movimiento: aparición de nuevas sustancias, diferentes
patrones de consumo, inicio a edades cada más tempranas, aumento de mujeres
cada vez más comprometidas con el abuso de alcohol y de sustancias psicoactivas, el
deterioro físico y psíquico cada vez más rápido y notable debido a la alta
destructibilidad de las sustancias existentes en el mercado.
Es en esencia un
fenómeno multicausal que se encuentra determinado por el interjuego de diversas
causas que tiene que ver con lo psicológico, lo biológico, lo social y lo
espiritual, entendiendo esto no desde lo religioso, sino como aquello que está
por encima de todo individuo y que permite una vivencia especial tanto interior
como hacia nuestros semejantes.
Este hecho ha sido determinante en la evolución de un nuevo concepto de prevención: desde un paradigma reactivo a un paradigma proactivo – de una concepción unicausal a una multicausal - dado que ha ido modificándose la detección de las causas de la problemática. Del enfoque centrado en la droga, al enfoque globalizante centrado en el hombre y la comunidad.
Durante más de 50 años hemos sido testigos del
rotundo fracaso de las llamadas estrategias preventivas prohibicionistas,
centradas en la advertencia y cuya propuesta preventiva residía
en informar sobre las consecuencias y los daños del consumo de
drogas. Estrategias diseñadas sobre la
base de modelos cargados de prejuicios, que implicaban un
tratamiento indiferenciado sobre cualquier tipo de droga, sin
tomar en cuenta la relación que el sujeto establezca con la
misma que terminaron conduciendo a la pérdida de credibilidad del
mensaje y que ha demostrado claramente su ineficacia: vimos
que el consumo de sustancias psicoactivas continúa en aumento
a pesar de los denodados intentos de advertir sobre "los
males que las drogas causan".
Los problemas relacionados con el uso de
sustancias no deberían abordarse solamente como problemas legales, ni médicos,
ni psicológicos (aunque pueda ser necesario ahondar en éstas y otras
perspectivas para comprenderlos) cuando el escenario en el que se despliegan es
el comunitario. Por esta razón, es menester entender que nos hallamos
frente a problemas que surgen y se expresan en la interacción entre personas,
cuya dinámica está atravesada por factores personales, sociales y organizacionales.
La prevención de los consumos problemáticos de sustancias debe entenderse en un sentido amplio
que permita comprender que existen situaciones personales, familiares y
sociales asociadas y que en ocasiones concentrar el esfuerzo en únicamente
promover el no-consumo es insuficiente.
La prevención se concibe en la
actualidad como un abordaje que incluye todas las disciplinas y los diferentes
sectores de la sociedad. El fin está claro, debe haber una articulación del
conocimiento interdisciplinario. Ahora el enfoque más que dirigido hacia
factores de riesgo, se enfatiza en el fortalecimiento de factores de desarrollo
en un proyecto de vida.
La prevención no es la tarea de profesionales que
respondan a un determinado perfil, sino que involucra a un grupo
interdisciplinario de profesionales y agentes comunitarios.
La prevención
debe verse como un hecho humano y comunitario, es decir fundamentar sus acciones en la
persona y la sociedad, más que en las sustancias. Implica, pues entonces,
revisar el rol de los procesos socializadores de: la familia, la escuela y la
comunidad, donde se ha producido un vacío.
La participación comunitaria solo es posible desde la
horizontalidad y el trabajo conjunto y colectivo, es por ello que
debemos ampliar y fortalecer acciones de prevención, promoción
de la salud; dirigida a promover alternativas saludables en la
sociedad, destinadas a evitar la proliferación de factores de riesgo.
Es necesario el fortalecimiento de las potencialidades de salud
integral y auto cuidado de la comunidad. El arte, el deporte, la
cultura, la educación, y el trabajo, constituyen alternativas
saludables.
horizontalidad y el trabajo conjunto y colectivo, es por ello que
debemos ampliar y fortalecer acciones de prevención, promoción
de la salud; dirigida a promover alternativas saludables en la
sociedad, destinadas a evitar la proliferación de factores de riesgo.
Es necesario el fortalecimiento de las potencialidades de salud
integral y auto cuidado de la comunidad. El arte, el deporte, la
cultura, la educación, y el trabajo, constituyen alternativas
saludables.
La idea de comunidad fue mutando, ya no se piensa como un
espacio geográfico en el que viven las personas, es decir un
escenario en el cual hay una interacción social, sino que han
surgido nuevas formas comunitarias caracterizadas por el
individualismo y que esto es consecuencia de nuevos "patrones de
sociabilidad". La prevalencia de la imagen por sobre la palabra, de
intereses personales por sobre los colectivos, la desmotivación y
falta de proyectos conlleva una búsqueda de satisfacciones
inmediatas, el "todo ya" y la desarticulación de vínculos.
espacio geográfico en el que viven las personas, es decir un
escenario en el cual hay una interacción social, sino que han
surgido nuevas formas comunitarias caracterizadas por el
individualismo y que esto es consecuencia de nuevos "patrones de
sociabilidad". La prevalencia de la imagen por sobre la palabra, de
intereses personales por sobre los colectivos, la desmotivación y
falta de proyectos conlleva una búsqueda de satisfacciones
inmediatas, el "todo ya" y la desarticulación de vínculos.
Como dice Carballeda hay un escenario con “problemáticas
sociales complejas” que emergen de una tensión entre necesidades
y derechos en un escenario de desigualdad, incertidumbre,
desafiliación. Las problemáticas sociales se articulan en una
sociedad donde el mercado es el disciplinado y donde la vida
cotidiana se presenta sin sentido, es decir, efímera. Y nuestros
jóvenes se encuentran cada vez por más largo plazo en estado de
dependencia y los adultos intentan evitar los riesgos inevitables del
crecimiento. Se construyen así, jóvenes dependientes de otros o
de sustancias que solucionen sus conflictos, cubran sus vacios
de sentido, la falta de proyectos.
sociales complejas” que emergen de una tensión entre necesidades
y derechos en un escenario de desigualdad, incertidumbre,
desafiliación. Las problemáticas sociales se articulan en una
sociedad donde el mercado es el disciplinado y donde la vida
cotidiana se presenta sin sentido, es decir, efímera. Y nuestros
jóvenes se encuentran cada vez por más largo plazo en estado de
dependencia y los adultos intentan evitar los riesgos inevitables del
crecimiento. Se construyen así, jóvenes dependientes de otros o
de sustancias que solucionen sus conflictos, cubran sus vacios
de sentido, la falta de proyectos.